- La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad.
- Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer.
- Es muy difícil hacer compatible la política con la moral.
- Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; más si acepta empezar con dudas, llegará a terminar con certezas.
- Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde.
- Es bueno adquirir poco a poco la conformidad de no entender nada.
- Cada vez que cometo un error me parece descubrir una verdad que no conocía.
- No lo que hicimos ayer, sino lo que vamos a hacer mañana juntos, no reúne en Estado.
- El pensamiento es la única cosa del Universo de la que no se puede negar su existencia: negar es pensar.
- El mayor crimen está ahora no en los que matan, sino en los que no matan pero dejan matar.
- La vida cobra sentido cuando se hace de ella una aspiración a no renunciar a nada.
- Evitemos suplantar con nuestro mundo el de los demás.
- Todo es resultado de un esfuerzo. Sólo se aguanta una civilización si muchos aportan su colaboración al esfuerzo.
- El malvado descansa algunas veces; el necio, jamás.
- La historia del toreo está ligada a España, tanto que sin conocer la primera, resulta imposible comprender la segunda.
- La vida es una extraña mezcla de azar, destino y carácter.
- Donde la fuerza oprime, la ley se quiebra.
- La primera condición para la inmortalidad es la muerte.
- Cuando no sopla el viento, incluso la veleta tiene carácter.
- El que busca el cielo en la Tierra se ha dormido en clase de geografía.
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