Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mis labios una frase de perdón...
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: "¿Por que callé aquél día?"
y ella dirá. "¿Por qué no lloré yo?"
Es cuestión de palabras, y, no obstante,
ni tu ni yo jamás,
después de lo pasado convendremos
en quién la culpa está.
¡Lástima que el amor un diccionario
no tenga donde hallar
cuando el orgullo es simplemente orgullo
y cuando es dignidad!
Autor: Gustavo Adolfo Bécquer
0 comentarios:
Publicar un comentario
Hola gracias por visitar este blog, puedes dejar tu comentario, como anónimo o dejando tu nombre o nick, no es obligatorio dejar la URL, hasta pronto.