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...Sirvan estas líneas a modo de homenaje y agradecimiento a cuantos se cruzaron en mi camino y me aportaron alguna porción de esa esencia de la vida, cuyo conjunto hizo y hace que ésta merezca la pena ser transitada, especialmente a aquellos cuya capacidad de disfrutar haciendo disfrutar a otros, admiro, venero y agradezco, cuyo afán por ello les deseo sea devuelto merecidamente día tras día.

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miércoles, 3 de marzo de 2010

Apellidos para todos los gustos


No se sabe cuándo empezaron a usarse los apellidos y a transmitirse a los descendientes, pero parece razonable pensar que para distinguir una persona de otra que tenía el mismo nombre de pila, se añadiera el oficio, el nombre del padre o el lugar de procedencia. Por ejemplo, Juan el Herrero o Pedro el de la Villa, términos que acabaron convirtiéndose en apellidos. En la Edad Media se extendió la costumbre en Castilla y Navarra de añadir la partícula -ez al final del nombre del padre. Así, Sánchez, González o Gutiérrez indican que esas personas son hijos o pertenecen a la estirpe de Sancho, Gonzalo o Gutierre. Otras veces la filiación se señalaba uniendo la preposición de al nombre paterno: de Juan o de Lucas. La mayoría de los apellidos puede clasificarse por su procedencia en unos pocos grupos. Además de los citados patronímicos, relacionados con la familia a la que se pertenece, están los toponímicos, que se corresponden con localidades de origen o residencia –Burgos, Sevilla– o nombres de lugares: Torres, Castillo, Corral, Sierra o Montes.


De tal palo…

Luego están los que derivan de cargos y profesiones, como Herrero, Cabrero, Conde o Alcalde. No sólo eran útiles para identificar a una persona, sino que durante mucho tiempo, debido al poder de los gremios, los propios oficios eran hereditarios y pasaban de padres a hijos junto con el apellido.

Otros tienen que ver con características físicas –Alto, Alegre, Cano, Bajo o Grueso–, y los hay de origen incierto, que no caben en ninguna de esas categorías. Pese a la diversidad, más de un tercio de la población española comparte apenas 20 apellidos; los cinco más comunes son García, López, Pérez, González y Sánchez.

Texto: Jesús Marchamalo
Fuente: aquí

2 comentarios:

El Drac dijo...

Qué divertido tu post nunca lo hubiera imaginado, voy a buscar entonces el origen del mío . Un fuerte abrazo que tengas un lindo día

Yemaya dijo...

Yo también tendré que mirar de donde sale el mío aunque lo imagino.
Besitos y susurros dulces

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