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...Sirvan estas líneas a modo de homenaje y agradecimiento a cuantos se cruzaron en mi camino y me aportaron alguna porción de esa esencia de la vida, cuyo conjunto hizo y hace que ésta merezca la pena ser transitada, especialmente a aquellos cuya capacidad de disfrutar haciendo disfrutar a otros, admiro, venero y agradezco, cuyo afán por ello les deseo sea devuelto merecidamente día tras día.

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jueves, 7 de enero de 2010

Tú, mi noche de desvelo.


Llevo tiempo deambulando por aquí, relativamente más cerca que lejos y aún así con la suficiente distancia para parecer ausente a tus ojos, a los de todos. Ansiaba algo más que tiempo, eso que nadie puede darme y ni yo sabría definir como necesidad. Así es este corazón que cobijo, ya sea bajo montones de trapos o en carne viva, impredecible.

Estoy tratando de prevalecer en este invierno sin más defensa que estas brasas que anoche olvidaste avivar y parecen compadecerse de mi tembleque, manteniéndose perennes en mi chimenea. Intento subsitir con el contacto de mi amante soledad, que juguetea con mi pelo y va dibujando surcos en esta piel agrietada, sustituyendo tus caricias de terciopelo y raso. Trato de recordar pegándome al cristal de mi ventana aquellos, aún vívidos, susurros que me brindabas anoche cuando no eras más que el deseo de tenerme, y que ahora son gemidos del viento, eterno, quebrado.

Si pudiera dibujarte mezclaría en mi paleta el rojo pasíon del carmesí de mis labios y el negro más intenso que adoraba en tus pupilas. Intentaría que el pincel se deslizara tímidamente en busca de la mezcla perfecta, como lo hacían tus manos temblorosas en mi nuca. La paleta sería nuestra historia, puesta de frente, abierta a un destino azaroso que pudieramos inventar a nuestro antojo. Una vez dispuesta a lanzarme, sin más reparo que el de salpicarnos en un descuido, me atrevería a esbozarte de todas las formas posibles, combinando tu esplendor con mi lujuria, tus formas con mi capricho. Me detendría en cada recoveco de tu perfil,intesificando tu sonrisa para que fuera tan profunda que pudiera sumergirme en mis días grises. Explayaría en trazos tus curvas y rectas, para desatar la belleza y expandirla por todos los rincones de mi refugio. Así la noche sería más clara y el alba se teñiría de nostalgia placentera de atardecer de agosto. Culminaría con mi ser abstracto superponiéndose al tuyo, fusionándose en una explosión de colores vertidos desde la profundidad de mi deseo.

Ahora que se enfrían mis pies y mi nariz, que la televisión apagada me exige una tregua, que en la radio se repite incesantemente la misma canción. Busco en mi interior razones para sobresalir de esta pesadumbre, empeñar mi suerte a quien no me quiera retener, alzarme en un vuelo seguro y descender en algún lugar donde huela a tierra mojada y azahar.

El teléfono descolgado ya dejó de emitir su monótono zumbido, el contestador espera tu voz. No molestar, reza el cartel invisible.

La noche se deshace en mi paladar mitad dulce y amarga, es el sabor de la espera. Me adentro bajo las sábanas y parece que te apretaras sobre mi. Nadie entenderá mi razón de amarte pero sí comprenderán las razones para olvidarte, todos nos espían como luciérnagas en la noche.

Esperaré como siempre esa transición del tiempo que anuncia el reloj de mi pared, para perderme en tus brazos desplegados desde el umbral. Ya casi te siento, casi te tengo aquí. A dos pasos de tu vida, solo a dos centrimetros de tu piel y a dos minutos de escapar de la cordura. Ya adivino tu resistencia a propósito, tu sonrisa dispuesta a arrebatarme algún que otro suspiro.

No me obligues a parar el mundo, ajeno a la pasión que retumba en este ínfimo rincón del planeta, donde el amor se torna infinito.

Fuente: http://desdeminube.lacoctelera.net/

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