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...Sirvan estas líneas a modo de homenaje y agradecimiento a cuantos se cruzaron en mi camino y me aportaron alguna porción de esa esencia de la vida, cuyo conjunto hizo y hace que ésta merezca la pena ser transitada, especialmente a aquellos cuya capacidad de disfrutar haciendo disfrutar a otros, admiro, venero y agradezco, cuyo afán por ello les deseo sea devuelto merecidamente día tras día.

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domingo, 6 de septiembre de 2009

La Edad




La juventud no es más que un estado de ánimo.


El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad.


El hombre que a los 50 años ve el mundo igual a que como lo veía a los 20, ha desperdiciado 30 años de su vida.


Cuando uno es joven, quiere ser el dueño de su destino y el capitán de su alma. Al envejecer, se conforma con ser el dueño de su peso y el capitán de su equipo de bolos.



A los veinte años, reina la voluntad; a los treinta, el ingenio, y a los cuarenta, el juicio.


La juventud es una religión de la cual uno siempre acaba por apartarse.



Sólo un loco celebra que cumple años.


Se dan buenos consejos cuando la edad impide dar malos ejemplos.


Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerlo enseguida.


La gente achaca sus males a la generación anterior, porque sólo le queda otra opción.



Sólo una cosa es más dolorosa que aprender de la experiencia, y ella es no aprender de la experiencia.


Una vejez tranquila es la recompensa de una juventud juiciosa.



La madurez del hombre es haber recobrado la serenidad con la que jugábamos cuando eramos niños.


La jubilación es como unas largas vacacines en Las Vegas. La idea es disfrutarlas al máximo, pero no hasta el grado de que se nos acabe el dinero.



Llorar es una virtud que desgraciadamente se pierde con la edad.


Los jovenes van por grupos, los adultos por parejas y los viejos van sólos.



La multitud no envejece ni adquiere sabiduría: siempre permanece en la infancia.


Se es viejo cuando se tiene más alegría por el pasado que por el futuro.



Se echa en cara la juventud el creer que el mundo empieza con ella. Cierto, pero la vejez cree aún más a menudo que el mundo acaba con ella. ¿Qué es peor?


En cuanto el alma pierde la aureola juvenil, los generosos torneos por el aplauso son sustituidos por las egoístas competencias por el dinero.


En la boca del viejo todo lo bueno fue, y todo lo malo es.


En realidad nunca crecemos. Sólo aprendemos a comportarnos en público.


La edad de oro nunca es la presente.


Con la edad he aprendido a escuchar en vez de acusar.

1 comentarios:

Han Solo dijo...

Tu y tus filosofias
besitooooooooos

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