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...Sirvan estas líneas a modo de homenaje y agradecimiento a cuantos se cruzaron en mi camino y me aportaron alguna porción de esa esencia de la vida, cuyo conjunto hizo y hace que ésta merezca la pena ser transitada, especialmente a aquellos cuya capacidad de disfrutar haciendo disfrutar a otros, admiro, venero y agradezco, cuyo afán por ello les deseo sea devuelto merecidamente día tras día.

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viernes, 26 de junio de 2009

Tu nombre en la arena...



El día 13 de Mayo de 1888 es oficialmente abolida la esclavitud en Brasil.
Salvador de Bahía es probablemente la ciudad mas africana de ese hermoso país y eso queda de manifiesto cuando se transita por sus calles embrujadas.
Si uno se abstrae del sonido de los autos y del barullo de la cotidianidad , es posible escuchar el canto triste de los fantasmas de aquellos esclavos que transitan indiferentes por esos mismos lugares.
Este cuento pequeño es el relato de uno de esos fantasmas...

No lo recuerdas pero nos conocimos hace mucho tiempo atrás.
Tu piel en ese entonces era oscura y tus cabellos infinitamente rizados. Mi piel,como la tuya, también era oscura.
Vivíamos en un poblado en la isla de Itaparica y éramos dos esclavos libres en un Brasil que recientemente había abolido la esclavitud.
Yo te amaba mucho y me parecía un sueño mágico poder caminar tomado de tu mano bordeando las extensas playas de nuestra hermosa isla.
Recuerdo que nos gustaba mirar el atardecer sentados en las rocas e imaginar las costas de nuestra Africa ancestral detrás del horizonte. No había apuro por nada puesto que las horas pasaban sin prisa hasta que la noche se poblaba de un millar de estrellas tintineantes.
No lo recuerdas, pero después de tanto tiempo de miradas furtivas ya no quería separarme nunca de ti y apretaba tu mano con fuerza para sentir que siempre estarías conmigo.
Pero un dia, mientras te esperaba, me reconocí en una de esas playas, solo y distante. Mi piel no era oscura y por algún error del tiempo, esa imagen estaba allí, escribiendo tu nombre en la arena. No era el que tenías entonces, pero era tu nombre.
Comprendí entonces que habría otro tiempo en que ya no podría tomar de tu mano, en que no podría decirte todo lo que te amo, en que estaría solo, distanciado por años y montañas de ti.
Cuando esa tarde llegaste, te abracé con la fuerza de otras vidas, te retuve por horas en ese abrazo mientras te pedía que nunca dejaras de soñarme...
Tu no entendiste cuando miraste la playa y el mar borraba un nombre que no era el tuyo.

Fuente: http://www.losmejorescuentos.com/cuentos/romanticos450.php

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